De Batman, un poco más sobre el karma, y otros personajes de ficción

Este fin de semana me he apretado las tres mejores películas que se han hecho sobre uno de esos personajes de comic que tanto gustan en la adolescencia, pero que, en teoría, pierden su interés pasada esta. Y digo en teoría porque, si bien hoy en día la oferta de comics abarca todo tipo de públicos, parece que leer historias de tíos con mallas no está muy bien visto.

Pero voy a obviar el tema de los comics, porque hace mucho que no leo ninguno que no me hayan prestado, lo cual excluye las historias de tíos que vuelan y lanzan rayos por los ojos, y voy a centrarme en las películas. Tomando cualquiera de las adaptaciones serias de Batman y comparándolas con el resto de películas de superhéroes como Spiderman, Hulk y demás, el resultado es el de una comparación entre películas de adolescentes hechas por adultos, y películas de adolescentes hechas por niñatos imbéciles con ordenadores muy caros.

La primera Batman, la del año 1989, con Michael Keaton, Jack Nicholson y Kim Basinger, puede parecer un poco chapucera, casi de serie B, vistos los efectos especiales hechos con petardos caducados, las escenas rodadas con maquetas compradas en la tienda de chinos de la esquina y unos decorados más propios de una teleserie española que de una superproducción de Hollywood. Pero quedarse en eso sería perderse una película que redefinió el cine de superhéroes después de que la franquicia de Superman se agotara. Batman es una película francamente divertida, con un Batman taciturno y calculador, y un Joker sacado directamente de El Resplandor. Magnífica.

Sí, aprovechando el tirón vinieron después grandísimos bodrios sobre los que vamos a correr un tupido velo. Pero hay que descubrirse ante la nueva versión, vagamente inspirada en el Batman Año Uno de Frank Miller: Batman Begins. Muchos medios, y una primera media hora deliciosa. Batman Begins no es la película de un tío con mallas. Es la historia de un personaje que se convierte en un tío con mallas. Al final vienen las bofetadas, los K-Pow!, Bang! y Crash! de siempre, pero para mí no son relevantes.

Y llegamos a la última película sobre Batman. El hecho de que un puñado de frikis con el colesterol alto y el culo con forma de pizza de pepperoni la hayan votado en Internet como la quinta mejor película de la historia no es sintomático de nada. Al fin y al cabo más de 300.000 moscas sí pueden estar equivocadas. Pero, sinceramente, a mí no me parece que se equivoquen. Batman, The Dark Knight es una película al estilo de James Bond pero con un héroe con capa. Con un guión a la altura de las circunstancias, y rodada muchísimo más oscura que la película anterior. No soy crítico de cine, ni mucho menos, pero como diletante del séptimo arte puedo decir que me parece una grandísima película. Y no sólo por el drogadicto que hizo de Joker.

¿Algún punto en contra? Que cambiaran a una muchacha tan fresca como Katie Holmes por Maggie Gyllenhaal, la típica actriz de anuncio de cuchillos en el teletienda. ¿Tiene algo que ver Tom Cruise con que no saliera en la segunda parte de Batman Begins? Si es así conozco a unos que por 50 euros le pueden hacer unas rodillas nuevas.

Y hasta aquí la diatriba cinematográfica de hoy. A continuación, lo que todos ustedes estaban esperando: mi rectificación y bajada de pantalones, y la degustación de mis propias palabras cuando hablaba del karma.

Tanto David en el primer comentario, como el propio Nacho del que hablaba en el post, me corrigieron, así que aquí voy a intentar subsanar el error cometido.

Me decía el propio Nacho en un correo:

El karma no dice que hagas el bien y evites el mal; el karma es una forma de llamar a un principio universal en el restaurante la vida: si te apetece comerte una langosta, ¿para qué cojones te pides lentejas?; y si no tienes para pagarte una langosta, ¿para qué cojones te lamentas?; disfruta de tus lentejas, que están cojonudas. Conclusión: hagas lo que hagas, disfrútalo, al nivel que sea, sin obsesionarse por lo que pasa en las mesas de al lado.

Me gusta lo del restaurante de la vida, pero no me gustan las lentejas. Pero sigue:

También lo decía Aristóteles: "la excelencia del caballo es ser caballo"; si el caballo ladra, mal karma; si el caballo devora ovejas, mal karma; si el caballo intenta componer poemas, mal karma... y el mal karma lleva a la infelicidad y a pensar que vaya vida de mierda la del caballo, cuando en realidad el problema es que un caballo siempre será mal perro, mal lobo y mal poeta...

Y poco más tengo que añadir, aparte de que todo esto venía porque en Batman Begins tienen una frase a propósito del asunto:

It's not who you are underneath, it's what you do that defines you.

Algo así como que no importa cómo seas por dentro, son tus actos los que te definen, aunque es mucho mejor ver la escena original: http://www.youtube.com/watch?v=XhC9Nq4gCfY

Queridos niños: Karma is a funny thing. Y Batman, también.