De regalos de empresa y otras chanzas
Mi abuelo era un hombre recto y honrado; tan íntegro que si hubiera vivido los tiempos que corren habría tenido que correr a esconderse en una cueva para escapar de las noticias.
Dicho esto, la historia es como sigue: Siendo mi abuelo director de tráfico en una capital de provincia llegaron, en plenas Navidades, a su casa dos jarrones. Sin más, imaginó que eran de la Montesa y, dado que su honorabilidad e integridad no podían ser puestos en entredicho, por las mismas buscó la dirección de la fábrica de Montesa, volvió a empaquetar los jarrones, le pegó la dirección, franqueó el paquete, y lo envió de vuelta.
Tal que por marzo apareció por su casa un amigo de la familia que había sido en su juventud profesor de mi abuela, y que mantenía tal relación de amistad con la familia que por temporadas iba a verles y, aunque dormía fuera, siempre comía allí.
Al llegar a la casa miró y remiró, y le dijo a mi abuela: "Perdóname que te pregunte, pero no veo los dos jarrones que os envié por Navidad".
¿Y no se le ocurrió mirar el remitente? Grande tu abuelo! xD ... ¡Ah! ¡Y Feliz Navidad!!
ResponderEliminar¡364 días después, el misántropo ha vuelto!
ResponderEliminarSe nota que es Navidad.
Un abrazo y felices fiestas.
Pues espero encontrarme el próximo 2014 muchos post como éste *_*
ResponderEliminar¡Besitos, mius y feliz Navidad! <3
Misterios y buena suerte en la Navidad de 2015.
ResponderEliminarhay veces tal rectitud puede no ser tan buena idea. Saludos
ResponderEliminarmuy buena historia, gracias por compartirla. saludos
ResponderEliminar