F1: GP Gran Bretaña 2007

El año de gracia de 1588, el rey que vio una España sobre la que no se ponía el sol iba a poner en manos del duque de Medina Sidonia la armada más valerosa que habían visto los tiempos. Los actos de piratería y la guerra de Flandes le habían tocado tanto las narices a Felipe II que decidió enseñarles a los ingleses cómo se las gastaban por entonces los españoles de bien. Con más de un centenar de naves, 30.000 hombres y más de 60.000 cojones, la armada invencible partió con destino a la pérfida Albión con la intención de darles una lección que no debían olvidar. Sin embargo, la flota volvió a casa con el rabo entre las piernas, pero no por las acciones inglesas, sino porque los españoles se las tuvieron que ver con los hados del destino, que hicieron que un temporal mandara a pique a más de una nave española. Como bien dijo Felipe II, "Yo envié a mis naves a pelear contra los hombres, no contra los elementos".

Si en el siglo XVIII se quedaron con Gibraltar no fue sino para acrecentar la infamia que acompaña las relaciones con los ingleses, y es que nadie duda que si tuviéramos frontera terrestre con ellos (amén de la de Gibraltar, que ni es frontera ni es nada) además de volcarnos los camiones de fruta no dudarían en folgar con los camioneros españoles sin su consentimiento, ofendernos cantando canciones de Manolo Escobar sin saberse la letra o, mismamente, mancillar el buen nombre de nuestros jamones comparándolo con su fish'n'chips.

Sin embargo, los españoles somos orgullosos y no olvidamos las afrentas. Ya pueden pasar años, lustros o siglos, que nuestro odio interior, pasado de generación en generación cual reloj que nunca funcionó pero que perteneció a noséquién, se mantiene con la misma llama que el primer día. Y el día de la venganza por fin llegó este domingo.

A nadie le importa que el viernes y el sábado Ferrari dominara todas las tandas de entrenamientos, o que el negrito zumbón con el cohete en el culo pasara y repasara a Alonso. No le importa a nadie porque "Alonso se estaba reservando para que Hamilton no le copiara". En otra maniobra genial le pasó la señal de juego y luego la de duples a Ron Dennis, que jugó a la grande con Alonso y a la chica con Hamilton.

La clasificación del sábado puede que fuera engañosa para alguien. Alguien que, o bien fuera idiota o bien estuviera ciego, o bien fuera un chovinista del tres al cuarto. Si Raikkonen, pese a que se salió literalmente en la curva que da la entrada a la recta de meta, consiguió el segundo mejor tiempo, no hacía sino presagiar que las tandas del viernes y del sábado no eran ningún espejismo.

Con Hamilton, Raikkonen, Alonso y Massa clasificados los primeros en la parrilla de salida, la carrera del domingo fue más o menos así: Envido, quiero. Envido, paso. Llevo pares, y yo. Envido, quiero. Llevo juego... y huevo, y yo. Envido, lo veo. Conteo total: Me llevo 2, te llevas 1, 4 de pares y otras 2 de duples, 2 del envite y 6 más de juego.

¿Fue una carrera estratégica? Sí. ¿Fue una carrera digna de ver? Sí. ¿Fue una carrera de las que crean afición? ¡Ni de coña! Si Hamilton, yendo más descargado, fue incapaz de descolgar a Alonso en la primera tanda, estaba claro que Alonso le iba a pasar. Y si Raikkonen, que había estado desde el principio de la carrera lamiéndole el culo primero a Hamilton y luego a Alonso no hubiera conseguido la victoria final para Ferrari, hubiera sido de juzgado de guardia. Así que, ¿qué fue lo más interesante que vimos? Pues, pese a que lo vimos a medias y no se dignaron a comentarlo, lo que vimos fue otra carrera acojonante de Massa saliendo desde la última posición tras calar el puñetero coche al terminar la vuelta de formación.

¿Es difícil adelantar en Magny-Cours? ¡Sin duda! ¿Es difícil adelantar en Silverstone? ¡Pues casi más! Pero, señores, si el ínclito Massa es capaz de remontar desde la última posición hasta el quinto puesto final, lo mejor que se puede hacer es ignorarle durante toda la retransmisión y decir que "ha hecho un carrerón, pero llevaba un coche rapidísimo" cuando sale la tabla de clasificaciones final en la pantalla. Señor Bobato y señor gordo sandio: váyanse ustedes a cagar a la vía.

Vuelta 1: Sale Massa desde pits, tras ver pasar a toda la fila de coches en plan Scalextric por delante de la tribuna principal.

Vuelta 2: Massa adelanta a Rubens Barrichello, Jenson Button y Anthony Davidson.

Vuelta 3: Massa adelanta a Vitantonio Liuzzi.

Vuelta 4: Massa adelanta a Alex Wurz.

Vuelta 5: Massa adelanta a Scott Speed.

Vuelta 7: Massa adelanta a Nico Rosberg.

Vuelta 8: Massa adelanta a David Coulthard.

Vuelta 11: Massa adelanta a Jarno Trulli.

Vuelta 12: Massa, con pista libre, marca la mejor vuelta en carrera hasta el momento: 1m21.450s

Vuelta 13: Massa mejora su tiempo: 1m21.266s

Vuelta 16: Massa vuelve a mejorar: 1m21.165s

Vuelta 22: Massa ya va séptimo. Ha remontado 15 posiciones en el primer tercio de carrera.

Sí, al resto los adelantó en las paradas, para finalmente quedarse atascado en las últimas 10 vueltas tras un Kubica bastante inspirado que le supo tapar perfectamente todas las puertas. Hagan examen de conciencia y díganme honestamente: ¿cuántos adelantamientos hemos visto en lo que va de año? Pues, entre los de Australia y los de Gran Bretaña, estoy convencido de que Massa se come él solo el 90%, y, si no es así, pues me da igual.

¿Algo más que añadir? Bueno, sí. Más o menos a mitad de carrera el ingeniero de pista de Toyota le ha preguntado a Jarno Trulli quién era la moza con la que había pasado la noche anterior, a la vista de que todos los que llevaba detrás le estaban recortando tiempo a pasos agigantados. El italiano, siempre tan risueño, ha echado mano de ese famoso sentido del humor típico de la Pescara y le ha contestado: "La tua mamma! La tua mamma!". Se ve que el ingeniero le debió contestar algo del estilo de "E io ero con la tua sorella!", porque a falta de 14 vueltas Trulli se metió a boxes, suponemos que a romperle las piernas al ingeniero.

Los campeonatos no se ganan enfurruñándose, poniendo malas caras al bajarse del coche, contestando como si se tuviera un palo en el culo en las ruedas de prensa post-carrera o deseando al compañero que tenga los mismos problemas que uno. Los campeonatos se ganan en la pista, yendo más rápido que los demás. El año pasado Alonso llevaba 25 puntos de ventaja a Schumacher a mitad de temporada; corriendo sin arriesgar, contando hasta los centímetros que quedaban para terminar el campeonato y jugando la baza del "arriesga tú que a mí no me hace falta", Alonso consiguió su segundo campeonato del mundo. Este año, el que tiene que arriesgar, el que tiene que apretar los dientes y el que tiene que correr por encima de sus posibilidades para ganar a su rival, es él. Espero que, por su propio bien y por el de los recién llegados aficionados españoles, Alonso abandone esa actitud de príncipe destronado al que le ha quitado el protagonismo el hermano menor, y se dedique a ganar carreras, que para quejarse ya están los de siempre en las retransmisiones de telecinco.

Queridos niños: para terminar, decir que ya en 2º de B.U.P. me enseñaron en el colegio que había términos ingleses que, por su similitud con otros términos españoles, eran denominados false friends. Uno de estos, que se ve que no aprendió el Sr. Bobato, es el balance (bæl?ns) inglés, que en español se traduce como equilibrio. Y no, no es lo mismo balance que equilibrio. Se ve que está cogiendo las malas costumbres de su amigo el Sr. Seara, tan amigo de decir performance en lugar de rendimiento.

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