Del porqué del nombre de este blog

Nace este blog con el ánimo sincero y bienintencionado de plasmar las vivencias, avatares y vicisitudes de este pobre y humilde servidor de Dios. La intención es, por supuesto, soltar desde esta tribuna de oradores que es Internet una perorata diaria; no necesariamente divertida, no necesariamente entretenida, no necesariamente real, sino producto de mi enajenación, y, en la medida de lo posible, de mi escaso ingenio.

Surge este blog además, de manera espontánea, para plasmar mi odio hacia todo bicho viviente, mi egocentrismo manifiesto, mi megalomanía, mi misoginia y, por supuesto, mi misantropía. Sí, cualquiera pensará que no se puede odiar sin igualmente amar o haber amado, así que, por ende, no me extrañaría que a menudo versara este foro de sinrazones sobre mis reconocidos amores: el Quijote, la fórmula 1, AC/DC y Mónica Bellucci.

Curiosa combinación de amoríos la mía, que yo mismo reconozco como digna de un orate, un ceporro y un tonto.

Siguiendo la recomendación que me ha dado un compañero (y amigo, que, si bien se suele decir, en este caso lo tengo por cierto) es de personas de bien el presentarse en su primer post. A estas alturas, cualquiera que haya caído en este púlpito de sandeces sin conocerme previamente ha tenido tiempo de apercibirse de que no ha caído en buen sitio.

Quiero ahora, tratando en serio el tema que nos trae hoy, comentar el porqué del nombre de este blog.

La más clara referencia viene a ser el parafrasear el título de la película de Gene Kelly. Como diría aquel, asines, por gracia y obra de una chanza que bien pudiera pasar por estupidez (y van...).

Sin embargo, y a agua pasada, es bien fácil darle unas profundas implicaciones filosóficas y morales, que son las que yo voy a inventarme ahora:

El misántropo soy yo mismo, por supuesto. Trayendo de nuevo por los pelos aquello dicho de que lo más probable (y seguro) es que todos mis escasos lectores sean seguros conocidos míos (bien es cierto que yo no leo las estupideces que escribe la gente en sus respectivos blogs, así que no iba a esperar menos en lo tratante a la reciprocidad humana), sabrán por qué me retrato a mí mismo como un misántropo. ¿Con indulgencia? Pues sí, cojones, porque si no me retrato yo con indulgencia no va a venir nadie a hacerlo por mí.

Viene ahora la parte de Manhattan: atendiendo a la wikipedia, tiene una nada desdeñable densidad de población de 25.849,9 habitantes por kilómetro cuadrado, lo cual hace que, en la práctica, si vas a cagar te encuentres con que alguien ya ha dejado un regalito en el trono donde pensabas que ibas a reinar con grande gozo. Y es que ya decía Quevedo aquello de que:

No hay contento en esta vida
que se pueda comparar
al contento que es cagar.

Pues bien, Manhattan no es otra que mi propia vida. Llena de gente, llena de curiosidades, y llena de... sí, de lo mismo que llena la vida de tantas otras personas.

Sólo me queda añadir que, al igual que en la vida uno se encuentra con amigos, compañeros y demás, que alimentan alma y espíritu, serán los comentarios los que acompañen y alimenten la singladura de este bastimento.

Alea iacta est